Alejandro Fernández Whipple
Acumula una amplia trayectoria que incluye el desempeño de funciones ejecutivas en la industria financiera (sectores público y privado), también como consultor, analista, educador y formador de opinión pública en el ámbito financiero.
Bachiller distinguido del Colegio Loyola (1990), es también licenciado cum laude en Relaciones Internacionales de la Escuela Walsh de Georgetown University (1994), becario Chevening (1995) y Magíster en Negocios y Finanzas Internacionales de la Escuela Fletcher de Tufts University (2000).
Recibió entrenamientos en la Escuela de Negocios y Gobierno de Harvard, el Citigroup, Standard & Poor’s, el Banco Mundial y la Asociación de Supervisores Bancarios de las Américas.
Con más de 25 años de experiencia profesional en el sector financiero, Fernández Whipple ha sido:
En el contexto privado su recorrido profesional abarca la banca privada, la membresía en los consejos de importantes instituciones y el emprendedurismo con base en labores de comunicación especializada en temas financieros. En ese sentido, se destacan las siguientes actividades:
Fernández Whipple ha sobresalido en el ejercicio de la comunicación social a través de reconocidos medios de la República Dominicana.
Fernández Whipple también cuenta con trayectoria en la docencia universitaria, contribuyendo con la formación de nuevas generaciones de profesionales para el sector financiero y otros ámbitos de la actividad económica privada.
Muy buenos días a todos:
Quiero iniciar estas breves palabras saludando y agradeciendo en particular la presencia del presidente de la honorable Junta Monetaria y gobernador del Banco Central de la República Dominicana, el licenciado Héctor Valdez Albizu; de la ex vicepresidenta de la República y actual Directora General de Ética e Integridad Gubernamental, doctora Milagros Ortiz Bosch y de mi predecesor, el superintendente Luis Armando Asunción Álvarez. También quiero saludar y agradecer la presencia de mi señora esposa, mis hijos e hijas, así como de mis colaboradores, y la de los funcionarios y servidores de esta Superintendencia.
Estimados todos:
Cuando el señor presidente de la República, Luis Abinader Corona, me invitó a asumir la responsabilidad de conducir la supervisión del sector bancario por los próximos 2 años, inmediatamente acepté y le agradecí por el alto honor que esto supone.
Hoy, públicamente, le reitero mi agradecimiento por la confianza depositada en mi persona.
Le agradecí también por la oportunidad de poder contribuir de nuevo con nuestra patria desde una institución tan relevante para la estabilidad financiera de nuestro país como es la Superintendencia de Bancos, por la cual solo guardo gratitud, respeto y buenos recuerdos de mi paso por ella durante la crisis financiera que atravesó nuestra nación entre 2003 y 2005, período durante el cual fui parte de la misma, primero en calidad de asesor técnico y luego como gerente.
Han transcurrido casi 15 años desde que serví desde esta Superintendencia. Pero nunca dejé la pasión por estudiar y conocer a profundidad el sistema financiero nacional. Como algunos saben, durante este periodo estuve dedicado a un proyecto personal que me mantuvo cerca del quehacer financiero.
Ese proyecto me permitió combinar el análisis económico y el asesoramiento privado a las entidades de intermediación financiera (EIF) con el ejercicio de la comunicación, la educación financiera y la lucha por los derechos y la inclusión de los usuarios.
Dicha propuesta fue acogida por los participantes del mercado, sus usuarios y el público en general. La confianza depositada en esta iniciativa es uno de los más grandes honores que he recibido.
A pesar de esto, decidí poner en pausa mis proyectos personales para dedicarme plenamente a este gran llamado, con el deseo de que las acciones de nuestro equipo puedan contribuir con la estabilidad del sistema financiero y el bienestar general de todos los dominicanos.
Esta transición no ha sido improvisada, sino que la construimos sobre un ejercicio profesional de 25 años de trabajo en el sector financiero, a lo que debo sumar la experiencia aportada por el equipo que hemos conformado, que lleva meses trabajando en nuestro plan estratégico; la experticia de los servidores actuales de la Superintendencia de Bancos y la trayectoria institucional de casi 73 años, que es un gran refuerzo.
Nuestro plan de acción incluye seis ejes interconectados, cada uno propulsado por iniciativas estratégicas accionables, medibles y específicas. Estos ejes incluyen:
En síntesis, con este plan tenemos la oportunidad y el propósito de llevar la teoría a la práctica, formulando políticas públicas que fomenten la estabilidad macroprudencial y la adecuada protección de los depositantes y demás usuarios.
El sistema financiero dominicano ha evolucionado significativamente en muchos aspectos en estos últimos 15 años. Por ejemplo, los activos y depósitos bancarios se han multiplicado casi [4] veces, entraron al mercado nuevas Entidades de Intermediación Financiera y otras han dejado de existir.
Asimismo, antes del advenimiento de la pandemia del COVID-19, la banca en general mostraba buenos niveles de capitalización, rentabilidad y baja morosidad. A este desempeño se sumaba el crecimiento de otros sectores dentro del sistema financiero, como el patrimonio de los fondos de pensiones y el desarrollo del mercado de valores.
Esto último me lleva a reparar en que el crecimiento y los resultados satisfactorios del sector conllevan también mayores responsabilidades y retos para la Superintendencia de Bancos, así como una necesidad amplificada de trabajar estrechamente con otros supervisores, bajo la dirección de la Honorable Junta Monetaria, representada por el gobernador del Banco Central, quien la preside.
Buenos indicadores de solvencia y liquidez son siempre una noticia alentadora, y aún más bienvenidos en condiciones difíciles como las generadas por la pandemia, que ha tomado al mundo por sorpresa.
La situación actual evoca el concepto de incertidumbre desarrollado por el célebre economista de la Universidad de Chicago, Frank Knight, quien diferenció el riesgo de la incertidumbre, caracterizando esta última como una cantidad inconmensurable.
Ese es el tipo de incertidumbre que enfrentan los mercados financieros y las naciones de todo el mundo ante la actual coyuntura producto de la pandemia del Covid-19. Una noche oscura y difícil de medir.
Lamentablemente, los países no contaban con planes de contingencia que pudiesen ser activados automáticamente para contrarrestar su significativo impacto en el sector real, y consecuentemente en los sistemas financieros; en particular, en aquellas entidades más expuestas a los sectores con mayor vulnerabilidad.
Sin embargo, a pesar de esta ausencia de proyección, la gran mayoría de los países –y República Dominicana no ha sido la excepción – ha reaccionado prontamente, dictando medidas para mitigar el impacto económico de la pandemia, incluyendo la instauración de un tratamiento regulatorio especial para el sistema y el otorgamiento de líneas de liquidez a la banca que han ayudado a preservar la estabilidad.
La pandemia aún continúa, sin una solución definitiva a la vista, con un saldo final inconmensurable como – definía Frank Knight.
Es nuestra responsabilidad como Superintendencia guiar al sector financiero—en línea con las mejores prácticas internacionales, para navegar sin sobresaltos por un océano cuyo caudal ha sido alterado por la presencia de una corriente inusual, que confiamos en que pasará en los próximos meses.
Tales acciones también deberán ser dirigidas a asegurar que la banca esté canalizando de manera efectiva sus esfuerzos para identificar y provisionar deudores no viables y secundar la recuperación de empresas que aunque presentan problemas temporales, son viables, de modo que estas logren reacomodarse a una realidad post-pandemia; y al mismo tiempo permanezcan productivas, lo cual contribuirá a nuestra recuperación económica y la protección de puestos de trabajo.
A la vez, tenemos que enfocar nuestros mejores esfuerzos en contribuir con el diseño de políticas públicas que nos permitan acompañar a los usuarios y deudores que involuntariamente han experimentado un deterioro en sus ingresos y su capacidad de pago producto de la crisis y que se encuentran abrumados por la contracción económica.
Este proceso de acompañamiento especial de todo el sistema financiero conllevará un trabajo en conjunto y coordinado con la Junta Monetaria, que estoy seguro materializaremos con éxito, ya que en la búsqueda de objetivos comunes contará en todo momento con la Superintendencia, nuestros funcionarios, empleados – y en mi persona en particular – como socios constructivos y responsables.
De esta pandemia saldremos juntos y airosos. Sobre todo, con un sistema financiero más resiliente y robusto.
En respuesta a la necesidad amplificada de coordinación a la cual aludí anteriormente, planeamos también fortalecer aún más la relación institucional entre la Superintendencia de Bancos y los demás reguladores y supervisores sectoriales del sistema financiero de la República Dominicana, de modo que juntos nos aseguremos de que todos los grupos financieros estén supervisados de manera consolidada y efectiva, bajo un enfoque macroprudencial.
A nivel internacional, aspiro a que la Superintendencia cumpla un rol activo como líder regional. Para ello reforzaremos nuestra participación en el Consejo de Superintendentes de Centro América, en la Asociación de Supervisores Bancarios de las Américas (ASBA) con quienes ya he tomado contacto y a la cual pienso plantear la realización de su asamblea anual del [2022] en la República Dominicana, y por supuesto, estrechar aún más nuestros lazos con el Grupo de Acción Financiera de Latinoamérica (GAFILAT), actualmente bajo presidencia dominicana, asegurándonos del total cumpliendo en nuestro país de sus recomendaciones.
Todos estos objetivos los podremos alcanzar con el personal profesional y responsable con que cuenta nuestra institución, al cual sumaremos una cantidad limitada de nuevos colaboradores, con excelentes cualificaciones, entusiasmo y energía.
Este equipo es uno de los factores más motivadores de nuestra nueva gestión. La capacidad técnica, profesional y ética, así como el compromiso de cada uno de los talentos que nos acompañarán en esta labor, me conmueven profundamente.
Finalmente, señor superintendente Luis Armando Asunción:
Mil gracias por su cálida recepción y apertura. Lo felicito por los esfuerzos desplegados durante estos últimos años. Edificaremos sobre la institución que recibimos y le deseo la mejor de las suertes en las actividades profesionales que siguen en su fructífera carrera.
A los colaboradores actuales de la Superintendencia debo decirles que no conozco una entidad supervisora madura y respetada que no retenga y cuide a su personal valioso, ya que formar cuadros especializados demanda tiempo y la inversión de ingentes recursos económicos. Confío en que al final de mi gestión, la antigüedad promedio del staff técnico y especializado de los supervisores de la Superintendencia de Bancos será mayor a la actualmente existente, sentando así un precedente que busca lograr que de manera sostenida en el futuro los técnicos valiosos de carrera de la SB sean siempre protegidos y retenidos más allá de quien esté al frente de la institución, en beneficio del fortalecimiento institucional interno, del sistema financiero y del país.
En suma, queridos presentes, me propongo como legado que juntos dejemos un sistema financiero aun más estable y digitalizado, regulado sostenidamente con normas actualizadas, alineadas con estándares internacionales y comparables con las de los de los países más avanzados de la región y una Superintendencia de Bancos incluso más reconocida internacionalmente por su capacidad técnica, regulatoria y de supervisión.
Somos conscientes de que los meses que se aproximan serán un enorme reto. La tarea que nos espera no será fácil. No obstante, la asumimos hoy, juntos, con valentía, poniendo nuestra capacitación, pasión por la patria y por la estabilidad financiera de la nación por encima de nuestros intereses individuales.
Debo agregar, dedicarle mi gestión a mi papá, Eduardo Fernández Pichardo, pasado gobernador del BCRD y presidente de la Junta Monetaria, cuyo servicio público y vida personal ha sido y seguirá siendo un modelo.
Ese es nuestro compromiso. Servir con dignidad, capacidad y dedicación para el bienestar general.
¡Muchísimas gracias a todos por su atención y gracias por acompañarme!
Compañeros y compañeras:
Agradezco a todos su valioso acompañamiento en este trayecto que hoy alcanza los primeros doce meses y justamente lo primero que deseo celebrar de corazón es que todos estamos vivos y sanos.
Ha sido un trabajo titánico bajo riesgo, en medio de una pandemia que todavía no deja de generar incertidumbre, pero estamos mostrando la disposición de saltar las barreras y hasta de superarnos a nosotros mismos.
Por eso reconozco en ustedes a héroes y heroínas, que también han sido épicos vacunándose: 96% con la primera dosis y 92% con la segunda.
Al invocar esta heroicidad lo hago con la conciencia de que padecí los rigores del virus en forma, diría yo, violenta y peligrosa, pero gracias a papá Dios me levanté para seguir con ustedes remando en un mismo sentido.
El espíritu de entrega, colaboración, identidad, enfoque, visión, propósito e integridad es el gran motor detrás de los resultados que hoy podemos exhibir y de los que dentro de los próximos 12 meses cosecharemos.
El ciclo que cerramos hoy ha sido básicamente un período de siembra de la semilla del cambio, de mantener la estabilidad macroprudencial, aumentar el fortalecimiento institucional, preservar la integridad del sistema, maximizar el bienestar de los usuarios, impulsar la inclusión financiera y cerrar las brechas regulatorias acumuladas.
Esta etapa ha sido, en síntesis, de creación de pilares, toma de control, organización de la casa y alineamiento del equipo. Las grandes transformaciones van en su camino en el contexto de nuestra planificación estratégica, dando siempre un paso al frente.
Después de celebrar la vida de todos ustedes y la mía propia -como los activos más valiosos con que contamos- me propongo compartir, para orgullo del equipo, una serie de hechos relevantes que resaltan en nuestra gestión.
Pero antes, es oportuno destacar el invaluable apoyo que hemos recibido de parte del Ministerio de Hacienda, en la persona de su ministro Jochy Vicente, y del Banco Central, bajo la representación de su distinguido gobernador, don Héctor Valdez Albizu.
En primera instancia dirijo la mirada hacia adentro para indicar que un gran hito ha sido conformar un equipo de alto nivel profesional que conecta muy bien con la experiencia del talento técnico de la Superintendencia de Bancos.
Es justamente este talento humano el que mueve la brújula de nuestro plan estratégico, clave para alcanzar los objetivos en beneficio del sistema financiero, de los usuarios y del país.
Las prendas profesionales y sobre todo éticas, basadas en la transparencia eficiente, hacen de este equipo de la Superintendencia de Bancos un partícipe legítimo del propósito del presidente Luis Abinader de establecer un nuevo modelo de administración del Estado al servicio de la gente.
Empezamos a ver los resultados y aunque realmente es apenas el comienzo, me siento altamente motivado ante las valoraciones externas que ya estamos observando.
Es en ese contexto que leo la afirmación de la misión del FMI, en la última revisión del cumplimiento del Artículo IV de su carta constitutiva, en el sentido de que el sistema financiero dominicano se muestra resiliente y “bien monitoreado”.
Quiero resaltar que ese hallazgo de “sistema financiero bien monitoreado” es una frase corta, pero nada simple, porque de alguna manera retrata el carácter del “team” ganador que hemos formado.
Ese carácter está definido por la credibilidad, respeto, imparcialidad, orgullo y compañerismo, que Great Place to Work ha identificado como dimensiones competitivas a la Superintendencia de Bancos en comparación con el sistema financiero.
Great Place to Work nos ha certificado por impulsar políticas y prácticas que mejoran la calidad de vida dentro de nuestra institución y por cumplir los requisitos de certificación establecidos.
Las buenas prácticas nos están llevando a resultados extraordinarios, aunque, en el caso de los proyectos internos, tenemos que reconocer que no han marchado a la velocidad que esperábamos en principio.
Como todos sabemos, en octubre de 2020 nos adherimos a la Ley 340-06, que rige las contrataciones y compras del Estado, en el marco de nuestro compromiso con la transparencia.
El ritmo de ejecución de los proyectos internos ha tenido que ajustarse, pero es un precio que prefiero pagar para garantizar mayor transparencia en todos los procesos y reducir a cero las opacidades o la discrecionalidad en la adquisición de bienes y servicios.
Aunque somos nuevos rigiéndonos por la citada legislación, tenemos la satisfacción de anunciar que la Superintendencia de Bancos presenta una puntuación de 95.90 en el sistema de la Dirección General de Compras y Contrataciones (DGCP), por encima del 91.20 del promedio de todas las entidades. Ha valido la pena.
Pido paciencia respecto a todo lo que tenemos por delante en adecuación de infraestructura para un ambiente laboral digno, con seguridad y salud ocupacional, así como respecto a la reubicación física de ProUsuario, nuestro gran buque insignia de trabajo por y para la gente.
Compañeros y compañeras, estamos avanzando y lo hacemos al ritmo adecuado según las circunstancias, pero debo hacer un llamado a que nadie se detenga ni se distraiga en el camino. No hay tiempo que perder.
De 2020 a la fecha hemos emitido un total de 65 normativas (circulares, instructivos y cartas circulares), más que todas las que se emitieron en los 36 meses que van del 2017 a 2019.
Al finalizar este año sumaremos 13 normativas más, por lo cual superaremos con creces lo que se hizo en esta materia en los citados años anteriores.
Por otro lado, el programa Instituciones Financieras Intervenidas y en Liquidación (IFIL) está creando precedentes que se consolidarán con el desarrollo de la campaña “Dinero Busca Dueño”, algo nunca visto que está en marcha.
Asimismo, logramos geolocalizar la mayor parte de los inmuebles correspondientes a estas entidades (específicamente un 77%), rompiendo de esa forma un inexplicable. vacío de información precisa acerca de esos bienes.
Hemos fortalecido y ampliado las relaciones interinstitucionales, así como los vínculos internacionales de esta Superintendencia de Bancos, con lo cual entramos a un ecosistema de sinergias que apoyan nuestros grandes retos.
En ese sentido, suscribimos un acuerdo para la supervisión consolidada con las demás superintendencias y otro con la Procuraduría General de la República para reforzar la persecución de los delitos financieros.
En el plano internacional, renovamos los lazos con organismos como la Asociación de Supervisores Bancarios de las Américas (ASBA), el Consejo Centroamericano de Superintendentes de Bancos, de Seguros y Otras Instituciones Financieras, Toronto Centre, la Alianza por la Inclusión Financiera y otras.
Hablemos ahora de los usuarios de los servicios financieros, quienes están en el centro de nuestras políticas y nunca antes habían sido tomados en cuenta como ahora, con múltiples canales abiertos para interactuar con fluidez, acompañarlos y ofrecer respuestas a sus requerimientos.
El bienestar y la protección del usuario ha sido uno de los ejes principales de nuestra gestión. No hay mercado sin oferta y demanda. Sin bienestar del consumidor no existe un sistema sano.
Con más de 88 mil 500 seguidores en su conjunto de redes sociales, para un crecimiento de 80% desde que asumimos, la Superintendencia de Bancos tiene sus ojos y sus oídos puestos en los usuarios y en los entes supervisados, sumando a esto los más de 25,000 seguidores de ProUsuario, que apenas lleva 10 meses presente en estas plataformas interactivas.
Por primera vez un superintendente celebra encuentros mensuales con usuarios de los servicios financieros para reforzar la capacidad de escucha y poder proteger sus derechos con mayor eficiencia, sin obviar que también preservamos los derechos de los intermediarios financieros.
Trabajamos sin pausa para establecer la oficina virtual de ProUsuario basada en aplicaciones web y móvil, pero también para mejorar el acceso físico. Con esto, más el formidable equipo profesional de esta dependencia, haremos historia en el mercado financiero de la República Dominicana.
De hecho, ya esa historia empezó a escribirse con tinta indeleble y para ello comparto este indicador: de 2016 a 2020, cinco años, el monto dispuesto a acreditar a los usuarios de los servicios financieros sumó RD$105.4 millones; en la actual gestión, que apenas cumple un año, el monto ha sido de RD$120.7 millones.
Para que podamos entender mejor, en un año hemos acreditado a usuariosRD$15.3 millones por encima de todo lo que acreditó en cinco años.
ProUsuario se desplaza también a mayor velocidad que en los cinco años anteriores en lo que respecta a interacción con los usuarios.
Me explico: de 2015 a 2020, ProUsuario realizó 56,587 interacciones con los usuarios. ¿Y en esta gestión qué ha ocurrido? En tan solo 12 meses se han registrado 57, 585 interacciones, superando los resultados de los últimos cinco años.
La favorabilidad lograda por los usuarios fue de 51% en promedio de 2016 a 2020; en la actual gestión la favorabilidad es de 75%.
Sin dudas, reitero que estamos haciendo historia y, concretamente, estamos cambiando.
Apreciados compañeros y compañeras: pasemos revista a qué está ocurriendo en el sistema financiero que supervisamos, pues se trata de evidencias que conciernen a nuestra visión y enfoque como institución, en su rol de guardián del crédito y del ahorro.
Los préstamos no han parado de crecer pese a los estragos de la pandemia. Actualmente los créditos ascienden a RD$1.33 billones, equivalentes al 27% del PIB. Su crecimiento interanual ha sido a junio de RD$42,082 millones, un 4.5%.
Este es un crecimiento respetable si se parte de que se produjo en un contexto de contracción económica, que felizmente estamos superando.
Me causa alta satisfacción observar lo que está ocurriendo con el ahorro, que alcanzó sus niveles más elevados de los últimos cinco años, marcando un 39.2% en enero de 2021.
Dos mensajes positivos extraigo de esta tendencia: en medio de la crisis los dominicanos están dando valor al ahorro como respaldo a los planes futuros y refuerzan su voto de confianza en el sistema financiero.
Desde el inicio de la pandemia en marzo de 2020, el sistema registró un aumento de 276.94 mil millones de pesos en depósitos en cuentas de ahorro, un incremento de 47.5%.
En cuanto al ahorro bruto nacional, cabe resaltar que este se mantiene por encima de 24% del PIB, muy superior al 18.1% promedio de América Latina y el Caribe.
Es oportuno resaltar que nuestra moneda ha experimentado una apreciación interanual frente al dólar de aproximadamente 2.4% a la fecha actual. Eso es confianza en el peso y señal de que la gente decidió no dolarizarse en medio de la crisis.
Como pueden notar a partir de los datos anteriormente expuestos, el dinamismo en el crédito y el ahorro ha persistido no obstante los efectos que la crisis sanitaria tuvo sobre el desempeño de la economía.
Deseo ofrecer un reconocimiento público al sistema financiero y a su liderazgo por la resiliencia y estabilidad mostradas, lo que ha contribuido con el inicio de la reactivación económica más rápida de lo esperado.
Permítanme compartir algunos datos relevantes que forman parte de la base de esa resiliencia y estabilidad del sistema financiero que mencionaba.
Nuestros intermediarios financieros han constituido provisiones que les han permitido alcanzar una cobertura de cartera vencida de 253.0%. Esto es, en realidad, una gran protección que garantiza la salud en el tiempo de la cartera de créditos.
A mayo de 2021, el índice de solvencia, que mide la capacidad de absorción de pérdidas inesperadas, mantiene su tendencia de crecimiento ubicándose en 22%, para un crecimiento interanual de 3.9 puntos porcentuales.
De estos 22 puntos porcentuales, aproximadamente 18.4 puntos porcentuales son base de capital primario, el de mayor calidad y absorción de pérdidas inesperadas.
Esto que diré no es, como se conoce popularmente, “autobombo”; tampoco es “narcisismo institucional” si cabe el término. Los resortes regulatorios y prudenciales adoptados durante la pandemia permitieron al sistema y a los deudores absorber el choque externo de la crisis.
En otras palabras, las palancas regulatorias funcionaron bien, flexibilizando las normas durante los momentos de máxima tensión económica, sin sacrificar transparencia ni deformar los estándares prudenciales.
Eso permitió que el sistema absorbiera el choque y que la estrategia de salida (gradualidad) libereara esa tensión acumulada paulatinamente sin afectar de manera negativa a los deudores, hogares ni demás agentes económicos.
De esta manera cobra más fuerza la base interpretativa del por qué la valoración positiva por parte del FMI del rol de la Superintendencia, “que se ha mantenido diligente tratando de estar al frente a los acontecimientos”.
Pero, más que las normativas y la supervisión en sí misma, la historia del sistema financiero superar circusntancias traumáticas iene como protagonista a todos los dominicanos—a nuestros agentes económicos. Los ahorrantes, los deudores, las mipymes y demás empresas, que, con sus ahorros, su responsabilidad y su confianza han apoyado de forma sorprendente al sector financiero.
Partes fundamentales de esta narrativa de éxito son también las entidades de intermediación financiera, que brindaron apoyo a través de la iniciativa privada de otorgar períodos de gracia y otras facilidades, aunque llevamos claridad e impulsamos enmiendas de errores que se cometieron.
Lo importante es que, parafraseando al economista británico John Maynard Keynes, esos “espíritus animales”, que en este caso son las instituciones financieras, amplificaron la efectividad de las políticas económicas durante un período de estrés financiero e incertidumbre.
Hemos navegado atravesando una formidable tormenta en un mar picado y aún persisten riesgos importantes, aunque el sol está saliendo y las aguas se están calmando.
En el trayecto nos hemos consolidado como tripulación, manteniendo la nave en control o el sistema bien monitoreado, como ha dicho el FMI, una tarea que demanda equilibrio, objetividad, entereza y que no siempre resulta simpática. Siempre será mejor que nos perciban quisquillosos, pero nunca genuflexos en la tarea de garantizar la salud de sistema financiero.
Me siento más confiado que nunca en que estamos escribiendo un capítulo importante de la Superintendencia de Bancos para la historia financiera dominicana y me atrevo a decir que de la región latinoamericana y caribeña.
Sabemos que la Superintendencia de Bancos será fuerte, influyente y respetada hacia afuera en la medida en que se robustece a lo interno. Por eso, como próximos pasos vamos por la Certificación ISO 9001, bajo principios que ayudan a conducir hacia la eficiencia de los productos y la optimización del servicio al cliente.
Asimismo, nos planteamos alcanzar la certificación del cumplimiento de las Normas Internacionales para la Práctica Profesional de la Auditoría Interna, la integración de la base de datos a través de soluciones digitales con eficiencia probada y a establecer el Manual de Contabilidad para Entidades Supervisadas por nuestra institución.
Esto es solamente una parte de la agenda que tenemos por delante para abordar en corto y mediano plazo.
Son grandes los retos por lograr, pero estamos juntos e inspirados para afrontarlos con éxito rotundo. Cuento con todos ustedes y ustedes cuentan conmigo en la construcción de un legado que impulse transformaciones duraderas para impactar en la inclusión y en la calidad de los servicios financieros.
Levantemos con orgullo el estandarte de la supervisión bancaria de la más alta calidad, que además de impulsar decisivamente la estabilidad financiera, contribuye con la fortaleza del sistema para que el crédito fluya por las venas de la económia de manera sana y oportuna, acompañando su crecimiento y su desarrollo, ahora y en los próximos años.
No perdamos la oportunidad de protagonizar esa gran hazaña a favor de nuestra República Dominicana.
Muchas gracias